Cogí el avión y aunque tenía mucho miedo por todos los cambios que estaba haciendo, sentía a cada paso una firmeza y claridad que hacía mucho tiempo que no sentía. Si me hubieras preguntado en ese momento que es lo que me hacía más ilusión de haber vuelto a España te hubiera dicho que el idioma. Si bien es verdad que hablo correctamente en inglés y francés, recibir cartas o llamadas importantes incluso en holandés siempre me provocaban mucho estrés porque no sabía lo que tenía que hacer. Sobre todo aquellas cartas que estaban relacionadas con las tasas. ¿Te imaginas tener que hacer la declaración de la renta en holandés? Estoy orgullosa de decir que sobreviví a ello, pero no volvería a pasar por esa situación.
Volviendo a la linea del tiempo, con mi regreso a Madrid comenzaron los preparativos para mi nuevo capítulo y encima eran navidades; lo que significa que iba a ver a muchas personas y que me preguntarían y ahora qué. Pues sí. Las preguntas y respuestas que recibía y que daba eran las siguientes:
¿Has vuelto a España para quedarte? Sí
¿Por cuánto tiempo, para siempre? No, he venido pero hay que vivir en presente, nunca se sabe (en esta respuesta recibía caras raras)
¿Y ahora qué vas a hacer? No estoy segura, primero llegar a sentirme bien (más caras raras)
¿Pedirás trabajo en algún colegio, no? No (más caras de esas que desaprueban todo lo que tú sientes que deseas)
Las conversaciones terminaban con bueno bueno… ya nos contarás en unos meses y todo irá bien. Yo sabía que lo decían con la boca pequeña, pero el llamado que seguía teniendo dentro era tan fuerte que no podía ni ver, ni escuchar, los saboteos que podía estar recibiendo.
SÉ FIEL SIEMPRE A LO QUE SIENTES DENTRO DE TI.