Mi capítulo parisino estaba muy lejos de terminar.
Antes de continuar, contarte que cuando lo diferente te atrae, tienes que seguir por ese camino. Lo regular muchas veces aburre y ser revolucionaria no está mal. Por el camino encontrarás y mostrarás a otros, maneras diferentes de hacer las cosas. Es así como los rebeldes inventores y creadores, progresas con los últimos avances en las diferentes áreas.
Durante mi carrera, siempre me he considerado una profesora diferente. No creo que la verdadera educación resida en un libro, ni en adoctrinar, tampoco considero que es importante conocer las fechas de la historia a menos que te vayas a dedicar a ello. Lo que sí es importante es ayudar a cada niño o adulto a conocerse como individuo a saber cuáles son sus fortalezas, sus gustos, a verse, quererse, a tener claros sus valores y a ayudarle a cómo conversar con el mundo que le rodea.
Es por eso que durante toda mi experiencia hasta ahora como docente, he tenido siempre la posibilidad de no trabajar con los libros.
Recuerdo en mi primer año al frente de una clase que el conserje me trajo a la clase todos los libros de lengua, mate y conocimiento con sus cuadernillos respectivos para los alumnos. Le miré y en cuanto se dio la vuelta los guardé en un armario.
Durante el primer mes tuve bastante revolución entre los padres y la dirección, pero al segundo mes todos quedaron asombrados (incluso yo) con la progresión y el crecimiento que los niños estaban mostrando. Ese año, los profesores y el colegio teníamos un tribunal que pasar para darnos recomendaciones y aspectos a mejorar.
Como teníamos que mostrar que los niños trabajaban con sus libros, un día les mostré los libros y les dije qué les parecía si esa semana lo invertían haciendo pasatiempos (refiriéndome a los libros de texto con los que normalmente los niños trabajan en clase). Todos estallaron de alegría por la novedad de tener un cuadernillo. En una semana se hicieron los ejercicios de todo un trimestre, y a la semana siguiente el del segundo, pidiendo que no querían que se acabasen. Cito textualmente: Es super fácil. ¿Estos libros son para niños más pequeños?
Eran libros para su edad.
En otro capítulo te ayudaré a comprender cómo la edad es sólo un número y no representa la capacidad de comprensión o comunicación.