Durante un año estuve combinando mi vida en París con los aviones hacia Madrid para poder aprender de una mujer que irradiaba todo el conocimiento que estaba buscando en ese momento. Ya te compartí, que cuando siento esa pulsión fuerte, la sigo con los ojos cerrados. Reconozco que es la voz de mi alma, gritándome: ¡POR AQUÍ! Además, no temas en tomar esas elecciones, pensando y dejando que la mente te meta dudas, será buena, será lo que buscas… Cuando coges un camino (si aún no lo has identificado) se cierran puertas, sí; pero también se te abren muchos caminos más.
En mi caso durante los primeros encuentros de la formación de Reflexología, hablábamos sobre todo de los pies, de toda la información que contenían y de nuestras experiencias. Un día mientras practicábamos entre nosotras una de las rutinas, mi compañera me dijo: yo me voy a activar Reiki mientras te trabajo, ¿me permites? Pensé, ¿por qué no?; aunque sinceramente no sabía muy bien de lo que se trataba.
EXPERIENCIA: 100/10. Incluso cuando volvimos todas a un círculo para compartir, mis compañeras dijeron que me había cambiado la cara. Me sentía un pelín con frío, pero también notaba que algo se había movido en mi.
¿Piensas que esa fue la experiencia que detonó que quisiera aprender Reiki? Lo siento pero no. Fue mi primera experiencia, eso sí. Para llegar a ese capítulo, nos quedan algunos más.