Ahora tenía que tomar acción. Ahora era el momento. Ahora había visto la señal. Ahora era el momento de avanzar y lo veía claro. ¿Sentí miedo? Muchísimo. Había muchas personas que me decían pero Irene, ¿lo tienes seguro? Nunca respondí a esa respuesta, me limitaba a mirar y a sonreir. ¿Cómo estaba tan segura?
Si me conoces desde hace un tiempo seguro que has identificado que solía ser un mar de dudas. Dudaba de si desayunar plátano o manzana, yogurt o kéfir… menudo jaleo. Dudaba mucho en decisiones del día a día, pero cuando tenía que hacer una elección siempre ha habido algo que no me ha hecho dudar: la voz interior.
Con 18 años me fui a vivir al extranjero y me hicieron la misma pregunta, pero ¿estás segura? Mi mente hubiera respondido no, me muero de miedo, creo que no voy a poder, soy muy jóven para enfrentarme a lo desconocido sola, no sé ingles… Mi corazón me decía salta. Cuando conseguí mi trabajo en Holanda, fue la misma sensación, no tenía ni idea de holandés, no conocía a nadie, ni siquiera tenía una cama donde dormir cuando aterricé en Schipol (el aeropuerto de Amsterdam) pero algo más fuerte que yo me decía confía y ve.
En esta ocasión en la que estaba sumida en tantas actividades y no podía más, volvió a resonar esa voz. Esta vez fue muy clara con el mensaje: HAZ LO QUE TE HAGA FELIZ AHORA.
Lo que más me hacía feliz en el Planeta Tierra era bailar y soñaba con vivir en París, oh la la. Inspiré profundo y me visualicé dando el paso. Por un momento me quedé sin respiración, me sentía cayendo al vacío. Pero, ¿sabes qué vi cuando el vació comenzó a aclararse? Un brillo tan fuerte que comencé a reírme a carcajadas. Lo sentí como la señal. Avisé en el colegio, avisé al propietario del apartamento, puse en venta todo.
¿Te gustaría saber qué pasó a continuación? A continuación, sentí aquello que llamamos Universo tan fuerte, que comencé a…
Con amor,
Irene 🌻