El pasado 30 de Octubre tuve el placer de subirme a un escenario como ponente por primera vez para realizar un viaje a los Registros Akásicos. Fue en el evento de Gala Mind Millionaire junto a Gloria Glez, Eduardo Sanchez y Lorena Arredi.
A pesar de saber que iba a ser ponente en esta Gala con meses de antelación, no me preparé nada. Algo me decía que me entregase, que me hiciera canal y que confiase. Mentiría si dijese que no tenía nada en la mente. Tenía algo, unas líneas, unas ideas que quería transmitir, pero lo que experimenté fue algo mucho más grande, que cualquier palabra se quedaría corto para explicar mi sensación de ese momento.
Antes de comenzar la Gala, sentía cómo mi energía estaba acelerada. No era capaz ni de sentarme en una silla de lo revolucionada que me sentía. Mi ponencia era justo al inicio de la segunda parte. Durante la pausa vino el técnico de sonido a ponerme el micro. Wow! Un micro como los profesionales, pensé en ese momento. A continuación hice una respiración profunda, comenzó a sonar una música que había elegido de ambiente y en ese momento se hizo el silencio. El silencio no sólo fue en el teatro, sino también en mi interior. Todo se sentía en calma y yo era parte de ello. Salí conectada a mis Registros Akáshicos y con la certeza absoluta de que todo iba a salir increíble. Observé por un momento ese momento mágico, deleitándome de la energía del lugar, de las caras de los espectadores y de la sensación de conexión que fluía por todo mi ser. En ese momento de observación y conexión, me llegó un recuerdo superpoderoso que me hizo confiar aún más en ese momento y lo valiosa que era. Ese pensamiento de Wow! Como los profesionales, se desvaneció, era yo la que tenía que estar ahí, era yo la sabía que estaría ahí. El recuerdo poderoso fue que en ese momento llegó a mi mente una situación vivida hacía un año aproximadamente. En ese recuerdo estaba yo en mi casa, viendo TED talks y dije, ¡qué pasada! En algunos años me encantaría poder dar alguna ponencia en un escenario. No pasó ni un año y ahí estaba subida, preparada para compartir y ayudar a otros a inspirarse y sanar en el camino. ¡Enfoque energético!
Parpadeé, volví a tierra y de repente comencé a hablar. Ya me lo han dicho a veces pero en ese momento pude experimentar el sonido de mi voz. No fueron sólo las palabras que decía sino el sonido de ellas, producía calma para el alma, inspiración y deseo de entrar en la profundidad de uno. Palabras brillantes y amorosas surgían una tras otra como una precosa cascada. Se reían, me miraban inspirados y yo estaba plena de gozo y agradecimiento. La mayoría de los asistentes decidieron viajar a través de mis palabras a sus Registros. Fue una experiencia extraordinaria.
Al acabar el evento muchos de los participantes se acercaron para agradecerme todo lo que se había compartido, lo que habían sentido y habían recibido a través de mis palabras.
Estoy muy agradecida por esta oportunidad y desde mi corazón siento que será la primera de más ocasiones en las que pueda compartir a través de presencia, mi voz y mi energía momentos de Sanación y Transformación Energética Grupal. Trabajando Amor, Siendo Amor, Sintiendo Amor.
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Nos amo,
Irene Onaste 🌻